Nos quedan solo 12 años para actuar ante el cambio climático

Nos acaban de mover la fecha de entrega y básicamente nos dijeron que tenemos un bomberazo para pronto a todos los que vivimos en este lugar... si no se toman (tomamos) medidas radicales y no acatamos los acuerdos, el cambio climático ya nos alcanzó y nos quedan escasos 12 años para hacer algo.

Y es que recientemente el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, por sus siglas en inglés) sacó su Reporte Especial en Calentamiento Global de 1.5°C, donde se describen las consecuencias de llegar a ese aumento de temperatura, las ventajas de no sobrepasarla y las recomendaciones de cómo actuar para llegar a esa meta.

Este panel es el grupo de expertos científicos dedicados a proveer la información científica para los generadores de políticas públicas en temas de cambio climático, su impacto y riesgos futuros, así como medidas de adaptación y mitigación. En otras palabras, hablan sobre qué hacer para sobrevivir en este nuevo mundo/clima y qué hacer para que tarde más en llegar.

Básicamente, es un documento generado por 91 autores y revisores científicos de 40 países distintos sobre cómo frenar o aminorar el daño de esta bestia que nosotros solitos creamos.

El cambio climático se determina por grados de temperatura promedio global que aumentaran respecto a la era preindustrial, es decir, antes de que empezáramos a quemar combustibles como locos.

Hoy por hoy ya estamos 1 grado arriba de esos tiempos. En el famoso (¿o no tanto?) Acuerdo de París, el cual surgió en las negociaciones de la COP21 en 2015, los países firmaron y estuvieron de acuerdo en tomar las medidas necesarias para mantenerla por debajo de los 2 grados y preferentemente en 1.5°C.

Entender los costos económicos del daño causado por esta crisis ambiental es básico para preguntarle a la humanidad cuánto está dispuesta a pagar.

El informe del pasado 8 de octubre dice que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por los humanos necesitan bajar en un 45% respecto a los niveles de 2010 para el 2030 o antes (básicamente aquí es donde nos entra la prisa), y llegar al cero neto para mediados del siglo y cualquier remanente deberá ser retirado del aire.

Estos retiros se pueden lograr mediante la absorción natural de los bosques, teniendo unos bosques bien cuidaditos y recuperando parte de los perdidos, pero también mediante tecnologías, que hoy en día todavía pueden ser riesgosas, de captura y almacenamiento del CO2.

Además, el reporte indica que por las leyes de la física y la química sí es posible limitar el calentamiento global al 1.5. El asunto ahora está en la voluntad política y en hacer cambios sin precedentes, pero también aclara que parte del camino ya está trazado con las medidas acordadas, aunque estas deben acelerarse y respetarse.

Si continuamos con el ritmo de emisión actual, la temperatura se elevaría para 2100 hasta 3°C respecto a los niveles preindustriales.

Pero, ¿qué pasa si no les hacemos caso?, ¿si decidimos que esos 91 científicos que tienen más de 6 mil referencias para este documento realmente no están hablando en serio o que nos da flojera tomar cartas en el asunto? Pues cosas tan simples como que si continuamos con el ritmo de emisión actual, la temperatura se elevaría para 2100 hasta 3°C respecto a los niveles preindustriales.

A la par, el mismo lunes fue anunciado que el Nobel de Economía de 2018 es para William Nordhaus y Paul Romer.

A Nordhaus se le otorga por sus estudios en la integración del cambio climático en la macroeconomía del largo plazo con la construcción de modelos que explican cómo el mercado económico interactúa con la naturaleza y el clima.

Hay que dejar de pensar que esto lo hacemos por nuestros hijos o que ya ellos tendrán la solución. El tiempo está encima.

Entender los costos económicos del daño causado por esta crisis ambiental es básico para preguntarle a la humanidad cuánto está dispuesta a pagar.

Nordhaus fue de los primeros en sugerir que la temperatura no debía sobrepasar los 2°C ya mencionados. También advierte que los retrasos políticos nos están acercando a un punto en el que será poco probable cumplir con las metas.

En conclusión, no podemos ignorar la evidencia, hay que implementar medidas radicales de reducción de emisiones y se necesita voluntad política para alcanzar las metas.