'Estuve a punto de lanzarme al vacío' dice damnificado de Xola

“Por mi mente pasó la idea de aventarme por una venta del edificio”, admite con voz quebradiza Ricardo Martínez Guerrero, administrador del edifico ubicado en Xola 32, uno de los inmuebles que presenta visibles daños por el sismo del 19 de septiembre.

El hombre de 50 años con una banda en la nariz y una mirada intrigada recuerda que no podía mantenerse ni de pie, mientras los muebles se movían de un lado a otro, los libreros se caían, los muros tronaban, y las ventas se rompían, creando un follaje de vidrios y concreto en el suelo de su apartamento.

En ese momento se encontraba en el quinto piso y escuchaba los gritos de sus vecinos, el miedo lo invadía, y mientras seguía el movimiento telúrico, el comenzaba a estar más seguro de que el edifico no iba a resistir.

Saltar por la ventana se volvió una idea que duró solo unos segundos, pero bastaron para que su mirada se dirigiera hacia aquel agujero sin vidrio enfrente de él.

Martínez Guerrero dijo que automáticamente empezó a rezar y recordar a su esposa e hijos mientras se acercaba a la ventana rota, pero el movimiento telúrico paró.

En ese momento, junto con otros vecinos, salieron corriendo del inmueble.  "Corrimos con miedo, afortunadamente nadie salió herido¨, señala con una pequeña sonrisa de agradecimiento.

Los vecinos del edificio de enfrente les ofrecieron hospedaje, pero no fue necesario, familiares y amigos dieron albergue a la mayoría de los afectados, por lo que esa noche, de los 110 habitantes, entre 30 a 40 hicieron guardia esa noche.

Hasta el momento, los vecinos tienen opiniones encontradas entre si se refuerza el inmueble o se derrumba, pero cualquiera que sea la decisión, el proceso tardará entre un año a año y medio, menciona mientras voltea a ver lo que queda de su vivienda.

Hasta este jueves, la zona se mantiene cercada -incluido el paso del Metrobús-, evitando el tránsito vehicular que pudiera afectar más el delicado aspecto de los departamentos.