Inicio del proceso electoral 2018 ha derivado en inestabilidad política

26/10/2017

René Delgado | Colaborador

Ha vivido la noticia en todas sus fuentes, desde la cobertura de conflictos armados como el de Nicaragua en 1978, El Salvador, 1979; la Guerra de las Malvinas,...

Más allá de la crisis detonada por la destitución de Santiago Nieto, debemos recapitular en la lucha por el poder y los escándalos por corrupción. Me refiero al poder ejecutivo, judicial y partidos políticos. En Coahuila por ejemplo, lo novedoso fue el anuncio del entonces Frente Opositor, fue una desición que de algún modo descuadró la estrategia del priísmo, desde julio el foco del PRI estaba en anular las posibilidades de AMLO equiparándolo con el torpe Nicolás Maduro.

En cuanto surgió el Frente comenzó una especie de ofensiva contra el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Entonces empezamos a ver ataques contra Ricardo Anaya y Alejandra Barrales. Estábamos por el mes de agosto cuando la administración del PRI buscaba dar el pase automático a Raúl Cervantes. Lo anterior fue uno de los primeros síntomas de luchas dentro del poder legislativo.

Más tarde vinieron los sismos que supusieron una pausa pero después se vinieron otros temas. Más pronto que inmediatamente cobró fuerza la idea de una confrontación con la renuncia de Raúl Cervantes. 

Ahora, lo importante es no dejar de recapitular el sentido de que, si bien todo proceso electoral supone una sana incertidumbre, no debe derivar en una inestabilidad política.

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