La persecución de la corrupción tendrá efectos colaterales en las elecciones

El comentario político, de René Delgado

A lo largo de este año hemos visto como la adversidad económica particularmente en relación a la volatilidad del peso, provocó medidas como el gasolinazo, cuando ya hace 15 días que inició la liberalización de las gasolinas, es un proceso que aún no concluye. Este es un factor que ha destacado una serie de decisiones de las cuales no se tiene control.

Y hay otro factor: la corrupción. Ya no es novedad que desde el extranjero nos encontremos ilícitos de funcionarios mexicanos castigados por otros países. Hace unos días apenas nos enteramos del caso del exfiscal de Nayarit en Estados Unidos. Ese hecho naturalmente ha provocado movimientos en las elecciones.

Hoy se nos dice que Tomás Yarrington, que se encontraba desaparecido, se encuentra en Italia. La ficha roja de Estados Unidos y México son muy distintas, la de México deja ver desgano, y si no un desgano sí un descuido en el afán de dejar atrás a la corrupción. Hoy veíamos cómo Estados Unidos solicitará la extradición, mientras que nuestro gobierno sólo pregunta en qué reclusorio se encuentra Tomás Yarrington y qué estatus jurídico tiene.

Lo anterior destaca en el inicio de campañas para la gobernaturas. Lo que provoca un efecto al interior del país que por mucho que trate atemperar el PRI, difílmente se podrá revertir el sentimiento general de resentimiento. Y otro tema, se encuentra que el Sistema Nacional Anticorrupción no está completo: sin Fiscal Anticorrupción o Fiscales especializados. Es evidente que la corrupción está debilitando las posibilidades del partido en el poder. 

Llama la atención que hubo dos gobernadores prófugos en las entidades donde hubo alternancia y con ciertos señalamientos, hablamos de Roberto Borge. No deja de asombrar cómo desde el exterior le llueven problemas al régimen que no tiene capacidad de resolverlo.

¿Y qué es lo que sigue? Lo que sigue es Odebrecht.

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