Tanzania inicia la vacunación COVID-19

En un gran avance para uno de los últimos países del mundo en adoptar las vacunas COVID-19, el presidente de Tanzania inició la campaña de vacunación de la nación el miércoles recibiendo públicamente una dosis e instando a otros a hacer lo mismo.

El gobierno del país de África Oriental bajo el ex presidente John Magufuli había preocupado durante mucho tiempo a los funcionarios de salud africanos al negar la pandemia. Magufuli, quien insistió en que el coronavirus podría ser derrotado con oración, murió en marzo. La presidencia recayó en su adjunta, Samia Suluhu Hassan, quien desde entonces cambió el rumbo de Tanzania sobre el COVID-19.

Hassan, quien recibió la vacuna Johnson & Johnson, expresó su confianza en la seguridad de las vacunas y dijo que el país de más de 58 millones de personas buscará más. Estados Unidos anunció el sábado la entrega de más de 1 millón de dosis a través de la iniciativa global COVAX destinada a abastecer a países de ingresos bajos y medios.

Tanzania pasó más de un año sin actualizar su número de casos confirmados de virus, pero ahora ha reanudado la notificación de los datos a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, que mostraron 858 casos en el país hasta el miércoles.

Sin embargo, los críticos de la postura pasada de Tanzania sobre COVID-19 han advertido durante mucho tiempo que muchas más personas han sido infectadas.

El actual presidente de Tanzania también se ha comprometido a invertir en la fabricación de vacunas, según los CDC de África; El director de la agencia, John Nkengasong, se reunió con Hassan el martes. Los países africanos, muy afectados por el llamado nacionalismo de las vacunas a medida que las naciones ricas priorizan las dosis para sus propios ciudadanos, están adoptando la necesidad de tener más control sobre la producción de vacunas.

Solo dos países africanos aún tienen que comenzar a vacunar COVID-19, Burundi y Eritrea. Burundi, cuyo difunto presidente Pierre Nkurunziza también había sido criticado por restar importancia a la pandemia, ha dicho que las vacunas aún no son necesarias. Y Eritrea ha sido criticada durante mucho tiempo por grupos de derechos humanos como uno de los países más cerrados y represivos del mundo.