Un análisis del proceso electoral del pasado 4 de junio

El comentario político de René Delgado

Si los comicios pasados, que fueron el anticipo de la elección presidencial, conllevan un sabor amargo. Por lo anterior se debería reflexionar si así es como queremos llegar al próximo año, puesto que se podría terminar por intoxicar la oportunidad de decidir nuestro destino. Se representó, me parece, una feria de la desconfianza y pasar de "la fiesta de la democracia al funeral de la política". Y ya se sabe que cuando la política fracasa, comienza la violencia.

Hay cuatro puntos que me parece que debemos reconsiderar. Me parece que en campo de la paz social es un engaño decir que la actividad criminal no afecta la actividad electora. Curiosamente en el Edomex, es donde el PRI obtiene su mayoría de votos y se sabe que donde impera el crimen, no gobiernan los políticos. Este primer cuatrimestre fue uno de los más violentos desde hace muchos años. Me parece que los gobiernos y partidos deberían pensar cómo resolver el problema de la violencia.

En el campo de la pobreza y la desigualdad, resulta inaceptable seguir traficando votos por hambre o por necesidades. El PRI ha acuñado el término de tráfico de personas, y la política se ha acuñado el término de tráfico de electores. Al final termina el desfile de ticanos, la entrega de tarjetas y de la manera más grotesca, el compro de contado por el voto.

Me parece que la inconmensurable fortuna que reciben los partidos no ha sido garantía para que dinero indebido entre a los procesos electorales, no sólo no se ha impedido, sino que se ha alejado a los partidos de los electores. Solamente se necesita al voto, no a los electores.

Se impacta en las elecciones con las estadísticas y encuestas que antes eran instrumentos que se aplicaron para el propósito que no hubiera un hueco informativo, ahora son un instrumento pervertido. Es muy difícil levantar encuestas cuando se compra el voto y es muy difícil obtener certeza política cuando se atenta contra los instrumentos del conocimiento.

Ojalá sean estos tiempos idos y no tiempos regresivos.

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