Una dictadura y la crisis detrás del éxodo en Honduras

Redacción   07/11/2018

La caravana, que partió el 13 de octubre de Honduras huyendo principalmente de la violencia y la falta de oportunidades, busca pedir en Ciudad de México documentos para poder transitar en territorio mexicano hasta la frontera con Estados Unidos. Foto: EFE

La caravana, que partió el 13 de octubre de Honduras huyendo principalmente de la violencia y la falta de oportunidades, busca pedir en Ciudad de México documentos para poder transitar en territorio mexicano hasta la frontera con Estados Unidos. Foto: EFE

Redacción

La crisis migratoria en Honduras fue detonada por la "dictadura" del presidente Juan Orlando Hernández, apoyada por EEUU, denuncian integrantes de la caravana migrante y líderes sociales hondureños.

A lo largo de varias entrevistas a los hondureños que conforman la caravana migrante, la gran mayoría de ellos coincide en que decidieron salir del país debido a la falta de trabajo, así como el aumento en el precio de los alimentos y el combustible.

Cuando se les pregunta qué provocó esa situación, muchos de ellos señalan la crisis política desatada a raíz del cuestionado triunfo de Hernández a la presidencia de Honduras como el acontecimiento que detonó un éxodo migratorio sin precedentes.

Las consecuencias de una "crisis política"

Esto es una crisis política, porque los políticos allá todo el dinero se lo están comiendo, se lo están robando. Juan Orlando Hernández le da trabajo a los de él", asegura Alexis Lagos, uno de los migrantes hondureños que acampa en el Estadio Jesús 'Palillo' Martínez, ubicado al oriente de la Ciudad de México.

Alexis Lagos relata que trabajaba como albañil. Tenía tres meses sin encontrar oportunidad de empleo, a pesar de que tiene tres hijos y apoya a su madre. "No tuve otra opción, porque no teníamos para comer", cuenta.

Durante la travesía, le tocó presenciar la muerte de su primo en la ciudad de Tapachula, Chiapas.

La parte más difícil de mi vida es que teníamos tres personas y un primo mío se murió en el camino. Esa fue la parte más dura de esta osadía", relata Alexis, quien desconoce las causas médicas que ocasionaron el fallecimiento de su familiar.

Pero Alexis no es el único en considerar que la situación en Honduras se recrudeció a partir del actual gobierno.

A Salvador Nasralla le robaron la presidencia", afirma. "Ellos tienen como una manta en frente para que los problemas no salgan del país".

Huyendo de una "dictadura"

Centroamericanos cruzan la frontera entre México y Guatemala. 2 de noviembre de 2018. / Carlos Garcia Rawlins / Reuters

Mientras espera en una de las carpas que se han instalado en el campamento para ser atendida por un padecimiento de asma, Isis Guzmán intenta recordar cuándo comenzó a deteriorarse la situación en Honduras: "Eso viene siendo desde hace cuatro años", dice.

Desde hace seis", la corrige Edil Antonio García, quien trabajaba como mecánico en Honduras. "Desde que Juan Orlando ganó la presidencia el empleo se fue para abajo", afirma.

Mientras varios migrantes centroamericanos hacen fila para recibir un poco de comida en el campamento instalado en Ciudad de México, un ex soldado hondureño, que porta una camiseta roja del Chapulín Colorado, cuenta cómo decidió salir de su país para escapar de lo que considera una "dictadura".

El sistema de vida no es muy bueno: salud, el sistema monetario, todo eso. La canasta básica es muy alta y uno trata de tener una vida mejor de la que nos ofrecían, uno trata de venirse de una dictadura", relata el hombre, quien considera que el gobierno de Juan Orlando Hernández fue producto de una imposición.

A finales de octubre, en Pijijiapan, Chiapas, otros migrantes hondureños integrantes de la caravana coinciden en que la carestía que enfrenta el país fue provocada desde que el actual presidente hondureño asumió el poder.

Hermis Ramos es un joven de 23 años que trabajaba como albañil y carpintero antes de salir de Honduras. Ganaba dos mil 400 lempiras a la semana, aproximadamente unos mil 900 pesos, cuando llegaba a tener trabajo.

Ramos explica que en su país existe el programa Bolsa Solidaria, impulsado por el gobierno, que consiste en la entrega de media libra de manteca, una libra de arroz, otra de frijoles y una de maíz. Pero en casas como la suya, con siete miembros en la familia, ese apoyo resulta insuficiente.

Con eso no va a dar abasto. Y si no hay trabajo, qué puede hacer uno? La mayoría de los jóvenes roban allá, los matan jovencitos, de 15 o 16 años. No hay trabajo", dice. "La canasta básica está muy alta. El combustible sube cada lunes", se queja Hermis.

Le preguntan cuándo se agravó la situación y responde: "Desde que entró el presidente de Honduras".

¿Cómo se gestó la crisis política en Honduras?

El 28 de junio de 2009, tras meses de tensiones entre los Poderes de la República, el Ejército recibió la orden emitida por la Corte Suprema de arrestar al entonces presidente Manuel Zelaya, quien fue sacado a la fuerza del país. El acontecimiento significó un golpe de Estado en Honduras, repudiado abiertamente por la comunidad internacional y la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).

Después del golpe, el Congreso de Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, quien asumiría el poder tras el derrocamiento de Zelaya, decretó un estado de sitio y desplegó militares en las calles para contener las protestas.

Los sectores más conservadores de Honduras apoyaron el golpe, mientras el presidente depuesto hizo un llamado a la desobediencia civil.

Después de varios meses de tensiones, se realizaron las elecciones y resultó vencedor el derechista Porfirio Lobo Sosa, del Partido Nacional de Honduras.

La entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, reconoció haber operado políticamente para impedir el regreso de Zelaya y apoyar las elecciones celebradas por los golpistas.

En los días siguientes del golpe hablé con mis homólogos de todo el hemisferio, incluida la secretaria Patricia Espinosa, en México, con el objetivo de organizar rápidamente unas elecciones que tuvieran como resultado hacer irrelevante la cuestión de Zelaya", según reconoció Clinton en su libro Decisiones difíciles.

Desde entonces, Honduras vive un clima de inestabilidad política que ha repercutido en las condiciones de vida de la gente.

En 2014, asumió el poder Juan Orlando Hernández como presidente de Honduras. Durante su mandato se presentaron varios escándalos de corrupción y ocurrió el asesinato de la activista Berta Cáceres.

En 2015, el gobierno de EEUU aumentó la presencia de efectivos en bases militares de Honduras.

Opositores chocan con la policía tras las elecciones en Honduras. 1 de diciembre de 2017. / Moises Ayala / Reuters

En 2017 se realizaron nuevas elecciones. En medio de acusaciones de fraude, Juan Orlando Hernández se impuso al candidato Salvador Nasralla, aspirante de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Ante las irregularidades que se presentaron durante los comicios, la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió la repetición del evento electoral, pero eso no sucedió.

De este modo, Juan Orlando Hernández fue investido para un segundo mandato, en medio de una crisis de legitimidad que persiste hasta la fecha.

Pobreza, violencia y desigualdad

Se estima que 64.5 por ciento de la población de Honduras vive en situación de pobreza y 42.6 por ciento se encuentra en extrema pobreza.

Honduras es también el tercer país más desigual del planeta, sólo debajo de Sudáfrica y Haití, según un informe de 2016 del Banco Mundial (BM).

En tan sólo dos años, el precio de la gasolina se ha incrementado 23 por ciento, según datos del sitio Central America Data. Mientras en enero de 2016 un galón de combustible tenía un precio de 69.46 lempiras, 56.97 pesos, por galón, al 7 de noviembre de 2018, ese mismo galón costaba 93.03 lempiras, 76.30 pesos.

El incremento en el precio de los combustibles en Honduras ha provocado protestas y aumentos en los precios de los alimentos.

Tras ser considerado el país más violento del mundo, el número de asesinatos en Honduras se ha reducido en los últimos años. Sin embargo, durante 2017 hubo un promedio de 11 homicidios diarios y una tasa de 43.6 muertes violentas por cada 100 mil habitantes.

Ante el complejo panorama social y político, un documento del Instituto Universitario Democracia, Paz y Seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras concluye:

La masiva ola migratoria iniciada como una caravana de hondureños desde el sábado 13 de octubre, saliendo de la ciudad de San Pedro Sula, y a la que se han sumado hondureños de otras regiones del país, es una exposición irrefutable de los resultados de la democracia y del modelo de desarrollo impulsado en las últimas cuatro décadas".

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